Maersk incluye el GNL en su camino hacia la descarbonización

En una decisión histórica, Maersk ha anunciado la firma de contratos para la construcción y fletamento de nuevos buques que podrán operar con Gas Natural Licuado (GNL). Este movimiento marca un cambio significativo en la estrategia de la compañía, que hasta ahora había rechazado el uso de GNL en favor de combustibles más sostenibles como el metanol verde.

7 de agosto 2024



Maersk, uno de los líderes mundiales en transporte marítimo, ha anunciado la firma de contratos para la construcción y fletamento de entre 50 y 60 nuevos buques dual fuel. Estos barcos, con una capacidad total aproximada de 800,000 TEU, estarán equipados para operar tanto con combustibles convencionales como con Gas Natural Licuado (GNL). Este ambicioso pedido forma parte de un programa de renovación de flota destinado a mantener la competitividad de la compañía mientras avanza hacia sus objetivos de descarbonización.

La decisión de incorporar GNL en la flota de Maersk surge en un contexto de incertidumbre en el suministro de combustibles alternativos más limpios, como el metanol verde. La reciente cancelación del proyecto FlagshipONE de Ørsted, una iniciativa clave para la producción de e-metanol en Suecia, ha evidenciado los desafíos actuales en la escalabilidad y disponibilidad de este combustible sostenible. Ante este escenario, Maersk ha optado por una estrategia más pragmática que le permite continuar reduciendo sus emisiones mientras se desarrollan soluciones más sostenibles a largo plazo.

Vincent Clerc, el nuevo CEO de Maersk, ha explicado que el pedido de estos buques se ha realizado en bloque debido a los prolongados tiempos de entrega en los astilleros, asegurando así una distribución equilibrada de las entregas en los próximos años. Esta decisión estratégica también refleja la necesidad de adaptarse rápidamente a las regulaciones ambientales más estrictas y a las expectativas crecientes de los clientes en materia de sostenibilidad.

A pesar de este cambio, Maersk ha reafirmado su compromiso con la descarbonización total de sus operaciones para 2050. La compañía sostiene que la adopción de GNL es una solución transitoria, mientras continúa invirtiendo en el desarrollo y la implementación de combustibles de cero emisiones como el metanol verde y otras alternativas renovables.

Estrategia anterior de Maersk

Durante varios años, Maersk ha sido un firme defensor del metanol como combustible clave en su estrategia de descarbonización. Bajo el liderazgo del anterior CEO, Søren Skou, la compañía rechazó explícitamente el uso de GNL, argumentando que, al ser un combustible fósil, no alineaba con los objetivos de sostenibilidad a largo plazo de la empresa. Skou enfatizó la necesidad de "saltar" directamente a combustibles de cero emisiones, posicionando al metanol verde como la opción más prometedora.

Este compromiso se materializó en pedidos significativos de buques capaces de operar con metanol. Maersk invirtió en la construcción de 25 buques "dual fuel" diseñados para utilizar metanol verde, con 5 ya en servicio y 20 más en diferentes etapas de construcción. Estas inversiones demostraron la apuesta decidida de la compañía por liderar la transición hacia combustibles más limpios en la industria marítima.

La estrategia de Maersk con el metanol también incluyó colaboraciones con productores de energía y proyectos de infraestructura para garantizar un suministro estable y sostenible de este combustible. La compañía buscaba crear una cadena de suministro robusta que respaldara la adopción a gran escala del metanol verde en el sector marítimo.

Sin embargo, los recientes desafíos en el desarrollo y la producción de metanol verde, ejemplificados por la cancelación del proyecto FlagshipONE -anunciada también este mes - han puesto de manifiesto las dificultades de escalar rápidamente este combustible para satisfacer las necesidades de la industria. Estos obstáculos han llevado a Maersk a reevaluar su estrategia y considerar alternativas transitorias que le permitan avanzar hacia sus objetivos de descarbonización sin comprometer la eficiencia operativa.

Implicaciones en el mercado

La decisión de Maersk de incorporar GNL en su flota representa un cambio estratégico significativo que tiene implicaciones más allá de la propia compañía. Este movimiento refleja una respuesta adaptativa a las realidades actuales del mercado energético y podría influir en las decisiones de otros actores en la industria marítima.

El cambio en la estrategia de Maersk coincide con la transición de liderazgo de Søren Skou a Vincent Clerc como CEO de la empresa. Mientras que Skou mantuvo una postura firme en contra del GNL, abogando por soluciones de cero emisiones inmediatas, Clerc ha adoptado un enfoque más pragmático, reconociendo la necesidad de soluciones intermedias que permitan a la compañía mantener su compromiso con la descarbonización mientras se desarrollan y escalan los combustibles sostenibles.

Este ajuste estratégico puede interpretarse como una adaptación necesaria a los desafíos prácticos y económicos que enfrenta la industria en su transición hacia la sostenibilidad. Al optar por una estrategia abierta, que incluye tanto GNL como metanol, Maersk demuestra flexibilidad y disposición para utilizar todas las herramientas disponibles en la reducción de su huella de carbono.

La adopción de GNL, a pesar de las críticas por ser un combustible fósil, ofrece una reducción inmediata de las emisiones en comparación con los combustibles marinos tradicionales y puede servir como una plataforma tecnológica para futuras transiciones a combustibles aún más limpios, como el bio-GNL o incluso el hidrógeno.

Sin embargo, este movimiento ha generado reacciones mixtas en la industria y entre grupos ambientalistas. Mientras algunos ven la decisión como un paso práctico hacia la reducción de emisiones, otros la critican por potencialmente retrasar la adopción de soluciones verdaderamente sostenibles y por invertir en una infraestructura que podría volverse obsoleta a medida que se desarrollen alternativas más limpias.

La influencia de Maersk en el sector marítimo es considerable, y sus decisiones estratégicas a menudo sirven como referencia para otras compañías. Por lo tanto, este cambio podría desencadenar reevaluaciones similares de estrategias de combustible en toda la industria, equilibrando las aspiraciones de sostenibilidad con las realidades operativas y económicas actuales.